Ingredientes:
600 gramos de sardinas frescas
1 taza y cantidad necesaria de aceite de oliva
Sal, a gusto
2 cucharadas de harina
50 gramos de piñones
2 cebollas grandes
2 tazas, (de desayuno), de vino blanco
Vinagre de vino blanco, cantidad necesaria
50 gramos de pasas de uva (remojadas media hora antes de usarse)
Preparación:
Quitar las piel a las sardinas y las visceras del interior. Retirar las aletas y las cabezas, dejando los espinazos. Lavarlas muy bien, escurrirlas y secarlas con un paño de cocina limpio o utilizando hojas de papel absorbente. Salar las sardinas y pasarlas por harina. Colocar una sartén al fuego con el aceite de oliva. Freír las sardinas en el aceite hasta dorarlas (unos 8 minutos). Una vez que estén bien doradas de ambos lados, retírarlas de la sartén utilizando una espumadera. Colocar los pescados sobre hojas de papel absorbente y dejarlos enfriar. En una sartén pequeña, tostar los piñones unos 3 o 4 minutos. Pelar las cebollas y cortarlas en fina juliana. En otra sartén colocar 3 cucharadas de aceite de oliva y cocinar la juliana de cebolla 5 minutos, a fuego medio, hasta que se dore. Una vez que estén doradas, rociar con 2 tazas grandes de vino blanco. Deje hervir 5 minutos para que se evapore el alcohol y reduzca el líquido En una fuente de cerámica o de vidrio, con bordes altos, acomodar las sardinas. Taparlas con una capa de cebolla. Al final, cubrir por completo las sardinas con vinagre hasta que los pescados queden completamente sumergidos. Tapar y reservar en un lugar fresco (que no sea la heladera). Conviene marinarlos un día o dos antes de servir.
