INGREDIENTES:
Azúcar: 400 gramos
Agua: 125 cm3
Claras: 2
Miel: 200 gramos
Almendras peladas y tostadas: 500 gramos
Hostia: 2 planchas de 30 x 25 cm
PREPARACIÓN:
Colocar 150 gramos de azúcar en una cacerola. Agregar 50 cm3 de agua y mezclar. Llevar a fuego medio, dejar que llegue a punto de ebullición y cocinar hasta obtener un almíbar punto bolita duro. Reservar. Poner las claras en la batidora y batir hasta obtener el punto nieve. Sin dejar de batir, agregar el almíbar a las claras en forma de hilo. Continuar batiendo hasta conseguir un merengue punto firme. Retirar y llevar a un recipiente apto para el fuego. Reservar. Poner la miel en una cacerola, llevar a fuego medio hasta que alcance el punto ebullición. Agregarla al batido de merengue, mezclando con movimientos envolventes con batidor de alambre. Llevar la preparación anterior a baño María y batir hasta conseguir un punto caramelo. Volver a hacer un almíbar a punto bolita con 250 gramos de azúcar y 75 cm3 de agua. Unir a la preparación anterior. Retirar y agregar las almendras tibias, peladas y tostadas. Cortar las hostias con las medidas de los moldes para turrón y colocarlas en las bases de cada molde. Volcar la preparación en los moldes y aplastar bien
con una espátula de metal. Tapar con las otras planchas de hostia. Dejar enfriar y desmoldar.
ALMÍBAR PUNTO BOLITA DURA:
Colocar un poco de almíbar en un recipiente con agua. Tomar con los dedos. Si se forma una bolita dura y quebradiza, el almíbar ya alcanzó su punto.
PRUEBA TESTIGO:
Para saber si la pasta para turrón está lista, tomar un poco de pasta con la punta de un cuchillo y llevar a la heladera. A los 30 segundos, retirar el cuchillo, desprender la pasta y quebrarla. Si se ha logrado una consistencia quebradiza, retirar del fuego. Si no quedó quebradiza, seguir revolviendo sobre el fuego.
PARA TOSTAR LAS ALMENDRAS:
Colocar las almendras ya peladas en una placa. Llevar a horno precalentado a temperatura mediana hasta que estén tostadas. Retirar.
CONSERVACIÓN DE LOS TURRONES:
Ubicarlos en bolsas de celofán y cerrar con cinta (evitando que no quede aire en el interior), o bien envolverlos con en papel de aluminio bien sellados. Pueden guardarse también en envases herméticos. Luego, poner los turrones embolsados en lugares libres de humedad.