Su majestad el pollo
Este noble animal se ha convertido, en la vida moderna, en un aliado insustituible de la comida diaria y también de la festiva. Se conocen recetas de todos los países, donde los cocineros emplean productos locales para preparar sus platos típicos. En Italia, se saltean con tomates, hongos y vino. En Japón, se fríen los trozos de pollo marinados en una deliciosa mezcla de salsa de soja, jengibre y vino de arroz. Desde la India, el famoso plato Tandoori, donde marinan el pollo con yogur y especias fuertes. En Francia, el famoso Coq- au – vin . El Pollo a la pepitoria, con cubitos de jamón, almendras, tomates, huevos duros y arvejas, desde España. El Chicken, desde Inglaterra, en masa, con champignons, curry y papas noisettes. Pero, en el momento de comprarlo debemos tener en cuenta lo siguiente: Debe ser de buena calidad. Los músculos deben ser consistentes, porque si están fláccidos, están indicando el comienzo de una descomposición o haber sufrido más de una congelación. El aroma debe ser fresco, sin rastros de olor desagradable. La piel, debe tener un aspecto liso, no tener canutos remanentes, tener cierta transparencia al extenderla y no tener manchas. Si congelamos un pollo fresco, se conservará por unos 6 meses. Los menudos, son más perecederos, se deben envolver aparte y se guardarán por tan solo 3 meses. Para conservar mejor su valor nutritivo, es aconsejable descongelar el pollo en su envoltorio, dentro de la heladera.Si se compra y se deja en la heladera, conviene cocinarlo dentro de los dos días posteriores a la compra. Para quitarle el sabor salvaje, hay que sacarle la glándula sebácea que ayuda a impermeabilizar el plumaje del ave. Esta glándula está ubicada sobre la cola.
