Son imprescindibles para evitar la proliferación de agentes patógenos. Los métodos más comunes son:
Por hervido: lavar los envases y las tapas con agua y jabón, luego, enjuagarlos con agua caliente. Colocar un lienzo en el fondo de una olla profunda, llenarla con agua e introducir los frascos. Rodearlos con trapos para evitar que se golpeen y llevarlos a ebullición. Cuando rompe el hervor, esperar 10 minutos y apagar el fuego. Retirar los frascos de la olla y acomodarlos, boca abajo, en una asadera. Introducirlos en el horno y secarlos a fuego bajo. Reservarlos dentro del horno hasta que llegue el momento de llenarlos.
Por horneado: lavar los envases y las tapas con agua y jabón. Después, enjuagarlos con agua caliente. Colocar los frascos, aún húmedos, sobre una bandeja forrada con papel aluminio e introducirlos en el horno precalentada a 160°. Mantenerlos durante 10 minutos hasta que estén completamente secos. Reservarlos en el horno apagado hasta que llegue el momento de llenarlos.
Esterilización de tapas: lavarlas con agua hirviendo durante 5 ó 6 minutos. Retirarlas con una pinza y dejarlas secar.
CÓMO LLENAR LOS FRASCOS:
Para evitar la formación de hongos, el producto y el envase deben estar calientes. Introducir los alimentos de tal manera que quede el menor espacio posible de aire, pero dejando aproximadamente 2 centímetros libres en la parte superior del frasco. Eliminar las burbujas de aire presionando con una cuchara de plástico contra el vidrio. Antes de tapar los frascos, las tapas pueden rociarse con alcohol etílico de 96°. Una vez que los envases fueron cerrados herméticamente y esterilizados, no intente enroscar nuevamente las tapas, si lo hace, podría romper el sellado y dañar los alimentos.
me gusto mucho el articulo xk tiene lo necesario y a mi me encanta cocinar. Gracias
Muchas gracias María Catalina por tu comentario.
Cariños
Anita
como hago en caso de que sean envases platicos